Maternidad Con Alergias: La historia de Emilie

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"Emilie nació sanota y gordita. Era una bebé risueña y dormilona hasta que a la semana de nacer empezó con los temidos “cólicos del lactante”. Se pasaba horas, noches... llorando y retorciéndose. Su alimentación solamente era lactancia materna a demanda. Cuando pasó el tiempo y llegó a los tres meses sin mejoría, y después de probar todos los remedios habidos y por haber... y de que todos los pediatras achacaran los dolores a la inmadurez del estómago.... empezamos a sospechar que si la peque estaba mal era porque algo no le sentaba bien. Además empezó a desarrollar dermatitis atópica; la cara, las manos y las muñecas se le ponían en carne viva... no se curaba con nada.
Puesto que en mi familia tenemos genes de alergias (yo misma tengo varias alergias... mi madre... mi hermana... mi sobrina tiene hasta más de 12 alergias alimentarias....) empecé a informarme.... porque los médicos si no ven un caso claro de anafilaxia o reacción alérgica evidente no te hacen mucho caso. 

Por ese entonces yo tomaba mucha leche. Había leído que cuando la mamá da pecho y toma el alimento alérgico para el bebé éste podía pasarse al mamar, así que dejé de tomar leche por completo, pero la peque no mejoraba...
Del huevo no sospeché en absoluto. Es más, yo comía huevo casi a diario. 

Cuando empezó a comer sólidos (utilizando el método Baby Led Weaning) a los 6 meses de edad estábamos al tanto cada vez que le dábamos algún alimento por si había reacción.

Puesto que ya se recomienda empezar cuanto antes con los posibles alimentos que más producen alergia, a los 6 meses y medio de edad le empezamos a dar yema de huevo cocida. Parecía no gustarle mucho, se la llevaba a la boca y ni la comía... 

Cuando tenía 7 meses le dimos por primera vez tortilla francesa con clara y yema. Emilie, contenta con su nueva comida cogió un trozito, se lo llevó a la boca y enseguida lo escupió. Nosotros insistimos en que estaba rica y que la probara de nuevo... pero ocurrió lo mismo.
Al cabo de no más de dos minutos tenía la mano con la que cogió el trozo de tortilla, los labios y la cara hinchados y con un sarpullido de color rojo... en ese momento nos levantamos asustados, lo dejamos todo tal cual y nos fuimos corriendo a urgencias. 

Y mientras íbamos en el coche yo no hacía otra cosa más que mirarla y remirarla... evitar que se durmiera... distraerla... fueron momentos muy angustiosos porque no sabes realmente qué hacer.
Al llegar a urgencias vieron que era una reacción alérgica alimentaria. Le dieron antihistamínico y esperamos a ver resultados. No hizo falta más medicamentos porque no llegó a ingerir el huevo.

A partir de ese día todo fue rodado: cita con la alergóloga, análisis de sangre, test en piel... y resultó ser alérgica al huevo. 
Por precaución le hicieron unas cuantas pruebas más (al tomate, piña, varios frutos secos y leche) y resultaron negativas. 

A partir de ahí y en base a sus valores de alergia hemos tenido que esperar a que tuviera 30 meses de edad para empezar la primera provocación con huevo horneado como bizcocho y poco a poco vamos viendo resultados. 

Los mayores retos a los que personalmente nos hemos enfrentado han sido: 
-Un mal diagnóstico inicial por parte de los pediatras por la costumbre de achacar “cólicos del lactante” a todo retortijón, en vez de ver de dónde proceden esos dolores.
-El susto de ver a tu hijo hincharse y no saber exactamente qué pasa y qué hacer.
-El poco apoyo de algunos familiares que no toman en serio el peligro de darle el alérgeno a tu hij@ con el consecuente prejuicio de decir que los padres somos unos obsesivos y exagerados. También he de decir que otros familiares han colaborado al completo.
-La angustia que se pasa cada vez que tienen que hacerle una nueva provocación."

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